El Libro de la Semana XXXVII: Elogio de la Locura

Una amiga se mudó a España y me vendió un lote de 100 libros y se los compré por dos razones: por ayudarla y porque… ¡cómo iba a rechazar tener más libros! Lo interesante del caso fue que acomodé los libros y me dispuse a ver qué había comprado. Ya les contaré de otras joyitas, pero, en particular, les voy a hablar hoy sobre el “Elogio de la Locura” de Erasmo de Rotterdam.

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(Erasmo de Rotterdam)

Para mi profunda vergüenza he de confesar que no sabía nada ni de este libro ni de su autor. Pero cuando lo empecé a leer no podía creer que hubiera sido escrito en 1509, justo cuando terminaba la Edad Media y empezaba el Renacimiento. Y no hay mejor ejemplo de un “hombre del Renacimiento” que Erasmo de Rotterdam. Nacido en la segunda mitad de la década de 1460, en los países bajos, Erasmo se vio huérfano a una edad muy temprana y fue ingresado en un monasterio agustino, al parecer en contra de su voluntad. Sin embargo, todo indica que hizo los votos sacerdotales, aunque nunca ejerció. Cuando salió, se fue a estudiar a la Universidad de París, donde aprendió las bases del humanismo. Fue a Inglaterra y consiguió una cátedra en Oxford. Fue ahí donde conoció a su gran amigo Tomás Moro, quien después fuera canonizado (lo cual no deja de ser irónico). Siendo un hombre muy creyente, pero muy rebelde contra la Iglesia Católica, no es sorprendente que Erasmo decidiera crear su propia traducción de la Biblia, la cual después se convertiría en la famosísima versión del “Rey Jaime” o del “Rey Santiago” (King James, en inglés). Uno de sus lectores y ferviente admirador fue Martín Lutero, con quien mantuvo una larga correspondencia que influiría definitivamente en la forma de pensar de Lutero y lo conducirían a su decisión de desafiar a la Iglesia Romana. El rey Enrique VIII tomó a Erasmo bajo su protección y utilizó sus escritos para su separación de la Iglesia Católica y crear la Iglesia Anglicana e instituirla como la religión oficial de Inglaterra. Con esto se pueden dar cuenta de la enorme influencia de Erasmo de Rotterdam.

Sin embargo, es interesante notar que el Elogio de la locura fue escrito como un divertimiento en una ocasión, durante un viaje, que Erasmo tuvo que permanecer convaleciente durante una larga temporada. En sus propias palabras, comenzó a escribir el libro para distraerse un poco de sus dolores. Leyó a unos amigos lo que llevaba y todos se rieron muchísimo e impulsaron a Erasmo a seguir escribiendo. Fueron estos mismos amigos quienes tomaron el manuscrito, lo llevaron a una imprenta y publicaron las primeras ediciones, las cuales fueron un asombroso “best-seller” y en muy poco tiempo, circulaba por toda Europa.

Pero, ¿de qué trata el Elogio de la Locura? Bueno, pues es ni más ni menos un discurso de la misma Locura, representada como una diosa, donde hace un elogio de sí misma, diciendo que era ella quien mantenía a la mayoría de la gente. Con este pretexto, Erasmo muestra las ridiculeces, inconsistencias y absurdos de la sociedad de su tiempo. Ataca con vehemencia a las instituciones, en especial a las religiones y particularmente a las órdenes monásticas. Habla de la locura de la gente común en preferir las riquezas que a la familia; de la locura de los comerciantes, campesinos, actores, artesanos, etc. De los sacerdotes, clérigos, cardenales, obispos e incluso de “ciertos Papas”… y de ahí se sigue con prelados, magisterios, señores feudales y hasta los reyes y príncipes. En pocas palabras, no deja títere con cabeza.

No es ninguna sorpresa que a raíz de este libro, Erasmo fuera severamente atacado por la Iglesia. De hecho, este libro se puso en la lista de los libros prohibidos por la Iglesia Católica (y lo acompañarían todos los escritos por Erasmo de Rotterdam).

Vale la pena leer este libro, la crítica tan férrea que le hace a la sociedad de su tiempo y entrever el genio de Erasmo. Erasmo era firme convencido de que debería de terminar la Edad Media y establecerse como forma de gobierno lo que se pregonaba en el Renacimiento, como las ideas de la representación parlamentaria, los derechos humanos, etc.

Sólo un aviso: Erasmo era profundamente misógino y en todo el libro habla con desdén de la mujer, a la que considera hija predilecta de la locura y anuncia que de antemano cualquier cosa que hagan será ilógica, sin sentido y sin inteligencia. Pero esto es parte de la forma de pensar de la época y vale la pena leerlo para identificar todos esos detalles.

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