El Libro de la Semana XXXVI: El Tercer Ojo

Los libros narran la historia de la vida de un niño tibetano, de una familia noble, que ingresa a un monasterio para convertirse en lama. Esto es porque se predijo que él sería monje y que sufriría muchísimas penalidades, terminando sus días en occidente. De una forma bastante amena, la autobiografía nos permite acompañar a Martes Lobsang Rampa en su camino hacia un universo completamente diferente del nuestro. Rampa habla con gran naturalidad de los viajes astrales, meditación, métodos de respiración, yoga, alimentación, yetis, y el origen extraterrestre de los seres humanos, llegando al grado de afrimar que existieron antepasados nuestros de gigantescas proporciones.
Lobsang estudia no sólo para ser un lama tibetano, sino también para ser médico cirujano. De joven es sometido a una operación quirúrgica donde le taladran el cráneo en la parte central de la frente, para abrirle el “tercer ojo”, lo cual le permite ver el aura de las personas. Cuando alcanza el grado de abad, es enviado a China a continuar sus estudios en una universidad “moderna”. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial está a punto de empezar y los japoneses invaden China, tomándolo prisionero junto con mucha gente más. Escapa en varias ocasiones y siempre es vuelto a atrapar, sufriendo terribles torturas. Pero como su destino era seguir vivo, escapa de Iroshima de la mismísima bomba atómica, en una lanchita, y llega a China, de donde se logra escabullir por la Unión Soviética, irse a Estados Unidos, luego a Inglaterra y finalmente termina viviendo en Canadá.
Creo que ésta es la primera vez que doy un resumen completo de un libro (en este caso, de tres) y es por una buena razón. Los libros me parecieron muy interesantes y entretenidos, pero desafortunadamente, el autor nos los trata de vender como reales y que todo lo que en ellos se relata es verídico. ¿Cuál es el problema con esto? Que el autor “Lobsang Rampa” realmente es un inglés llamado Cyril Hoskin, quien no sólo no habla tibetano, sino que nunca en su vida viajó al Tibet. Él afirmó toda su vida (a partir de la publicación y enorme éxito de sus libros) que él era realmente un monje tibetano que ocupaba el cuerpo de un inglés, quien voluntariamente lo había dejado. No sólo eso, sino que llega a afirmar que el propio cuerpo se sustituyó molécula por molécula por la del mismo monje, por lo que él ya no era Cyril Hoskin, sino Carl Kuon So (se cambió legalmente el nombre en Inglaterra) y posteriormente Lobsang Rampa.
Desafortunadamente, en un mundo donde la onda hippy estaba de moda, el esoterismo y parapsicología que maneja Lobsang Rampa cayó como anillo al dedo. Incluso el New Age utiliza muchos de los elementos mencionado en los libros.
El autor tomó muchos elementos de diferentes creencias orientales y les dio una interpretación que siempre, durante todo el libro, contrasta con las ideas “occidentales”. Otro detalle es que es un libro escrito por un inglés en plena Guerra Fría y por lo tanto es tremendamente anti-comunista. Llega al grado de afirmar en sus profecías que si el Tibet no es liberado, los chinos lo utilizarán como plataforma para lanzar misiles atómicos contra “una nación que siempre ha sido pacifista”.
A pesar de todos estos bemoles, considero que, si se lee con amplio criterio, pero con reservas y escepticismo, puede ser una lectura muy agradable y entretenida, que nos muestra mucho de la cultura tibetana, a la cual el autor investigó bastante bien. Los detalles que desmienten al libro como algo cierto son miles y miles a lo largo de la historia. Si uno lo lee como una obra de ficción con bases históricas, es muy entretenido.
Nunca en mi vida recomendaría un libro de este tipo, sólo que por la popularidad de éste, más que una recomendación es una sugerencia: si lo leen, por favor, separen la paja y no se crean sus tonterías, simplemente léanlo como una obra de ficción.
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