El Libro de la Semana (LV): Crónicas Marcianas

Crónicas Marcianas de [Bradbury, Ray]

He mencionado antes libros de ciencia ficción cuyos autores son pilares de este género, como Isaac Asimov y Arthur C. Clark. También he hablado de los libros que son críticas sociales a las condiciones actuales (bueno de la post-guerra, aunque no ha cambiado mucho...) como 1984 Un Mundo Feliz. El tercer libro base para la crítica social por medio de la ciencia ficción es Fahrenheit 451 , del cuentista norteamericano Ray Bradbury. Sin embargo, en esta ocasión me gustaría más mencionar a Bradbury por su capacidad como narrador de cuentos, sin salirme del tema de la cienca ficción: Crónicas marcianas (aunque el propio autor ha dicho que Crónicas Marcianas NO es un libro de ciencia ficción, sino de mera fantasía).

Este libro apareció en 1950 como una recopilación de varios cuentos que publicó en diferentes revistas. Sin embargo, añadió algunos detalles para darle coherencia y unidad a la historia. Nos muestra de manera muy sencilla y simplista la conquista de Marte. Propiamente, la historia se divide en tres partes: La primera establece que hay vida inteligente y desarrollada en Marte y los marcianos son testigos recelosos de los intentos de los terrícolas por llegar a su planeta. Previendo los problemas que pueden traer, eliminan cada expedición, pero la última tiene éxito por un factor que nadie había tomado en cuenta.

La segunda parte muestra un paralelismo entre la desaparición de la vida en Marte y en la Tierra (bueno, de los humanos y los marcianos) y la colonozación de Marte por parte de los humanos. La tercera parte nos habla de un futuro donde la Tierra y Marte pierden toda comunicación y cómo avanzarán ahora los marcianos...

En 1950 la Segunda Guerra Mundial estaba muy reciente y la Guerra Fría apenas se estaba enfriando. La gente sentía un temor exagerado por la bomba atómica y lo que esto podría representar: la destrucción del planeta por una decisión mal tomada de algún gobernante. Este miedo sería alimentado y exacerbado en los siguientes 30 años tanto por la URSS como por los EUA, e influiría todos los aspectos de la vida del planeta. Trabajos como "El Plantea de los Simios" son críticas a estas políticas (comparando a los dirigentes con monos que se dejan llevar por sus pasiones y necesidades antes que por su inteligencia). En el caso de las Crónicas Marcianas, Ray Bradbury presenta una cultura marciana que intuitivamente sabe el peligro que representan los seres humanos y trata a toda costa de rechazarlos, pero finalmente éstos logran meterse a su vida y prácticamente terminar con ella. Claramente, el autor está señalando cómo esta política autodestructiva que tiene el gobierno y el macarthismo se van metiendo a la fuerza en una población pacífica y que no quiere saber de esos problemas.

Antecediendo a su crítica más férrea a la sociedad norteamericana (en Farenheit 451), Bradbury presenta a los humanos como un peligro que puede acabar con la era de la razón... ¡y lo hace! A diferencia de muchos otros autores, aquí el problema no es la tecnología ni su mal uso. Es la política y su mal uso. La tecnología siempre ayuda a los humanos a adaptarse y vivir mejor, pero los políticos se empeñan en causar problemas y finalmente logran el caos mundial.

Lejos de lo que pueda sonar mi crítica pesimista, Crónicas Marcianas es un libro muy entretenido y muy fácil de leer. Algunos de sus cuentos son sólo ligas entre historias y no exceden las dos páginas. Es una lectura muy sencilla y al final nos muestra de que siempre existe una esperanza y que todo final es también un principio.

Les recomiendo que lean Crónicas Marcianas antes que Farenheit 451, pero que lean ambos libros. Ray Bradbury tiene muchos otros cuentos, pero sin duda estos dos libros son los que pusieron los reflectores en él y le mostraron al mundo que es uno de los mejores cuentistas norteamericanos de todos los tiempos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Libro de la Semana XLV: El Archivo de ODESSA

El Libro de la Semana XXXVIII: El Club Dumas

El Libro de la Semana (XII): El Reporte Chapman