El Libro de la Semana (LXI): Un Tranvía Llamado Deseo
Cuando se trata de leer una obra de teatro uno tiene que empezar con la idea de que no está leyendo una novela, ya que si tratas de leerlo de la misma forma te das unas perdidas... ¡de aquellas! Un excelente ejemplo de una obra de teatro que vale la pena leer (y verla en escena) es "Un tranvía Llamado Deseo" del genial escritor norteamericano Tennessee Williams.
Williams fue parte de un importante movimiento nacido después de la Gran Depresión de los 30 en EU y, como buenos revolucionarios y contestatarios, estaban decididos a mostrar una realidad naciente que muchos norteamericanos se negaban a ver: la aristocracia sureña en franca decadencia y el cada vez mayor poder económico de los inmigrantes (que habían estado llegando por oleadas de Europa por el inicio de la Segunda Guerra Mundial).
En este marco, la obra nos presenta a Blanche Dubois, quien llega a "visitar" a su hermana Stella, que vive en Nueva Orleans, con su esposo Stanley Kowalski. Blanche les cuenta que el director de la escuela donde ella da clases de inglés le dió unos días libres para que se recuperara de un colapso nervioso. Esto mostrará ser una de las muchas mentiras que cuenta Blanche, ya que la corrieron, y se queda a vivir con su hermana y su cuñado. Desde el principio hay un choque claro y evidente entre Blanche, una sureña cuya plantación fue lentamente dilapidada por sus ancestros, quienes la fueron hipotecando y vendiendo poco a poco, y que aún quiere regresar a las épocas de oro, cuando estaba casada (su marido se suicidó) y no tenía apuros económicos; y Stan, hijo de inmigrantes polacos, obrero, sin educación, grosero y, según describe Blanche, es un "sobreviviente de la Edad de Piedra".
Stella se desvive por su hermana y esto rompe el frágil equilibrio de mutua necesidad que tiene con Stan. Además, a éste le choca lo pretensiosa que es Blanche y no pierde oportunidad en demostrarlo. Sin embargo, Blanche es mucho más que una sureña presumida. Ella afirma que no le gusta la realidad, que prefiere la magia, y esto se ve en todo lo que hace y cuenta. Poco a poco las mentiras van cayendo por su propio peso (a veces de manera demasiado trágica) y la verdad, la terrible verdad, emerge dejándonos con un sentimiento de compasión por la infortunada Blanche.
Un torbellino de emociones y una sensación de desolación es lo que nos deja esta obra de arte. Cuando Blanche, para llegar a casa de su hermana, toma un tranvía llamado "Deseo", realmente está abordando un sueño con el que quiere escapar de la realidad y comenzar de nuevo. Stan nunca la podrá entender y eso lo enfurece. Es evidente desde el principio la tensión sexual que ser tan diferentes provoca en cada uno de ellos y, junto con la furia, no es una combinación que pueda terminar bien.
Sí, claro que existe la versión de Hollywood con Vivan Leigh y Marlon Brandon, que es muy buena, pero el verla en escena (o leerla) te deja patidifuso por lo fuerte que son los personajes. Yo tuve la oportunidad de verla con Diana Bracho y he de confesar que en algún momento descubrí una lagrimita saliendo de mi ojo (y nunca he llorado en una película y nunca en una obra de teatro, más que esa).
Leánla y, por favor, resuélvanme una duda que he tenido desde que la leí: ¿Realmente existen las segundas oportunidades en la vida? ¿Es realmente posible dejar atrás los errores que hemos cometido? ¿No tenemos derecho de iniciar una nueva vida?
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