El Libro de la Semana (LI): Shogun

James Clavell era un escritor australiano, pero como pertenecía al ejército británico, siempre se le ha considerado inglés. Participó en la Segunda Guerra Mundial, y fue hecho prisionero por los japoneses, siendo rescatado milagrosamente de una muerte muy probable. Un accidente en motocicleta terminó definitivamente con su carrera castrense y se dedicó a escribir. En 1975 publicó su tercera novela Shogun.
Shogun está ambientada en Japón, en el siglo XVII. Los españoles habían intentado establecerse ahí, pero sin éxito, por lo que se fueron a Filipinas. Los portugueses habían solicitado permiso para evangelizar y habían descubierto un método de hacer negocio. Como Japón y China no tenían tratos comerciales, los portugueses servían de intermediarios, con lo que todos se beneficiaban. El resto de los imperios coloniales luchaban por tener colonias en Asia, pero se les dificultaba enormemente.
John Blackthorne, un inglés, capitán del buque holandés Erasmus, naufraga junto con su tripulación en las costas de Japón. Todos son hechos prisioneros y encerrados en un almacén subterráneo. Cada día les avientan comida y agua y verifican su comportamiento. Los japoneses no pueden entender a esos bárbaros, que apestan horriblemente, y los marineros no pueden entender a esos bárbaros, que desprecian la vida humana como cualquier cosa.
A travez de los ojos de Blackthorne, Clavell nos muestra el Japón feudal y sus contrastes con el mundo occidental. Al mismo tiempo, una serie de intrigas, políticas, romances y análisis de la cultura de Japón nos envuelve y apasiona. Blackthorne pasa rápidamente de la casa de Yabu, el terrateniente de la región, a la de Toranaga, que vendría siendo como un duque, por arriba de Yabu y por debajo sólo del Emperador. Todas las personas reciben el título de "san", que significa señor o señora, así que Yabu es conocido como Yabu-san. Sama es un trato mucho más distinguido, por lo que Toranaga es Toranaga-sama. Como los japoneses no pueden pronunciar el nombre de Blackthorne, le llaman Anji que quiere decir "capitán", sin embargo éste, entendiendo la cultura japonesa, exige que se le llame Anji-san.
Anji-san contempla maravillado, la forma de ser de los japoneses, como en cierta ocasión en que acompaña a Toranaga a un acantilado al que éste desciende para inspeccionar algo. La marea empieza a subir, cerrando la ruta por la que descendió. Toranaga, al ver que está atrapado, se dispone a morir, se sienta en flor de loto y empieza componer un poema, el poema de su muerte. Anji-san no puede creer ese conformismo y busca la manera de ayudar a Toranaga, ante el extrañamiento de los soldados de Toranaga, que no entienden porqué no lo deja morir con dignidad y ya. Finalmente, descubre un camino, medio oculto, por el que podría salir Toranaga, desafortunadamente, éste está concentrado en su poema y no escucha ni ve los gritos y aspavientos de Anji y los dos soldados. Los soldados intercambian palabras y finalmente se deciden, se hacen una reverencia y uno de ellos se arroja por el risco, para caer cerca de Toranaga y llamar su atención, muriendo en el impacto. Anji se queda perplejo mientras Toranaga voltea y entiende lo que le dicen y logra salir. Este tipo de comportamiento es incomprensible para Anji-san, pero lo va conociendo y respetando en el transcurso del libro.
Al final, la cultura es la forma, pero en el fondo, el ser humano es igual en cualquier parte del mundo. Se enamora, tiene celos, ambiciones, convive con la familia, tiene lucha de poderes... Finalmente el libro tiene mucho de histórico, pero más de ficción. Nos permite acercarnos a la cultura feudal japonesa y enamorarnos de ella. Nos enseña la belleza intrínseca en cada cosa que realizan los japoneses. Con esto, cosas que nos llaman la atención como el Hara-Kiri, o la sumisión a los señores fudales, son fácilmente comprensibles y hasta nos llegamos a identificar con algunos de los personajes.
Un libro interesante, fácil de leer, a pesar de lo largo que es, e indispensable para los que les guste las novelas de otras culturas.
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