El Libro de la Semana XX: El Señor de las Moscas

Siempre trato de iniciar El Libro de la Semana dando una breve reseña de la vida del autor, sin embargo, en el caso de William Golding será más que breve porque su vida fue muy sencilla y sin grandes tragedias ni nada por el estilo.
William Golding nació en Cornwall en 1911, hijo de una familia clasemediera. Su papá era profesor y su mamá ama de casa. Sólo tuvo un hermano. Estudió Biología, pero se cambió a Literatura Inglesa porque vio que eso era lo suyo. En la Segunda Guerra Mundial fue reclutado y embarcado, teniendo parte en importantes expediciones como la persecución del Bismark y el famoso Día D. Esta experiencia lo marcó como escritor pues habiendo visto lo peor del ser humano, siempre se quedó con una visión muy pesimista de la naturaleza humana. Considerando que los problemas de intolerancia, violencia, egoísmo, etc. son inherentes al ser humano, nos presenta el libro que lo llevó a ganar el premio Nobel de literatura en 1983: El Señor de las Moscas (Lord of the Flies), publicado en 1953. Curiosamente, no fue un éxito inmediato. Se tardó un poco en popularizarse, pero ahora es considerado entre los 100 mejores libros de todos los tiempos por varias listas importantes (como la del Time).
En El Señor de las Moscas, un avión sufre un accidente ys e estrella en una isla remota. La tripulación muere y los únicos supervivientes son niños entre 11 y 16 años. Desvalagados y sin saber qué hacer, uno de ellos encuentra una concha la cual usa como una trompeta para convocar y reunir a todos los niños. En esa junta eligen a Ralph como el líder. Ralph da dos órdenes: que se verifique si están en una isla desierta y que se encianda un fuego que nunca se apague "porque un barco que pase puede no vernos para rescatarnos". Jack es un muchacho más grande, también con dotes de líder, que de hecho es el jefe de un grupo de muchachos que eran parte de un coro. Duarnete toda la novela disputará con Ralph el tíltulo de jefe, de forma cada vez más violenta. El fuego sólo pueden hacerlo gracias a los lentes de un muchacho inteligente, asmático y pasado de peso, al que apodan "piggy" ("puerquito"). Se decide que quien tenga la concha será quien pueda hablar y que se deberá cuidar el fuego para que nunca se apague.
Al principio todo va bien. Otro muchacho con dotes de líder, Simon, se preocupa por proteger a los más chicos y por cuidar del bienestar general, así que se encarga de crear refugios para todos. Sin embargo, al paso del tiempo los niños van teniendo cada vez menos cosas qué hacer, se apodera de ellos la rutina y la monotonía y empiezan a surgir los problemas.
Jack decide ir a cazar cuando descubren que hay cerdos salvajes en la isla. Esto crea la primera gran división cuando se forman dos grupos: los que se quedan cuidando el fuego y "los cazadores". Primero como rumor y después de manera más fuerte surge la idea de que en la isla hay un monstruo al que llaman "La Bestia". Los más pequeños son los más asustados, pero poco a poco todos van sintiendo el miedo de encontrarse con la bestia. Jack y los cazadores participan en una cacería en la cual matan a un enorme cerdo, del cual se alimentarán todos, y deciden clavar la cabeza de una estaca en medio de la selva como un "sacrificio para la bestia". Ralph se enfuerece porque durante la cacería dejaron que se extinguiera el fuego y se produce una escición. El grupo se divide y Jack les promete a los niños que si se unen a él les dará diversión, comida y protección contra la bestia. Esta propuesta resulta cada vez más tentadora para más niños, sobre todo cuando se descubre que efectivamente existe la bestia pues lo han vistomoviéndose en la selva.
Los cazadores ahora se pintan la cara y el cuerpo y someten por la fuerza a muchos de los niños. Simon se interna en la selva mientras el resto de los niños comienzan a realizar una danza organizada por los cazadores. En la selva, se encuentra la cabeza del cerdo que, por los días que lleva, la piel se ha estirado y parece estar sonriendo. Miles de moscas vuelan a su alrededor y Simon tiene una alucinación en la cual la cabeza del cerdo le habla, identificándose como el Señorde las Moscas, y le revela que él es la bestia, pero que realmente, la bestia es una invención de los niños y que habita en el interior de cada uno de ellos. Simon sigue su expedición y encuentra lo que los niños vieron como la bestia y se da cuenta que es el cadáver de un paracaidista, colgando de los restos de su paracaídas, atorado en las ramas de los árboles y que el viento, al mover las ramas, hace que el cuerpo se mueva como marioneta. Corriendo va a avisarles a los demás que la bestia no existe, sin darse cuenta que el sol se ha metido, que los niños hicieron una enorme fogata donde bailan como si así quisieran matar a la bestia, y sorpresivamente se aparece en medio del círculo en el cual bailan...
La targedia se precipita, pero sólo es la primera. La sociedad formada por los niños claramente se deteriora al paso del tiempo y los niños van perdiendo el sentido de la moralidad y del bien y del mal. Esto está claramente reflejado por el diálogo con la cabeza del cerdo, quien se identifica como el Señor de las Moscas... traducción literal de la palabra Belcebú... y afirma que habita en cada uno de nosotros...
William Golding hace así una crítica de la sociedad, mostrando que sólo las reglas sociales nos contienen de volvernos unos salvajes... aunque lo seguimos siendo a otra escala. El microcosmos que representa la isla se puede extrapolar al mundo, donde hacemos guerras entre naciones por razones tan absurdas (o tan justificadas) como las de los niños, con resultados trágicos y víctimas inocentes. La lucha por el poder, el egoísmo contra el bienestar común, la lucha por los recursos básicos, etc. son temas recurrentes en las justificaciones de las guerras, y verlas simplificadas al máximo en una sociedad inocente que se corrompe a sí misma es impactante.
El libro ha tenido tanto éxito que es una lectrua común en las clases de inglés y de literatura. Se han hecho dos adaptaciones al cine y en ambas se ha logrado mostrar ese sentido clautrofóbico y de desesperanza que tiene el libro.
Independientemente de que compartan la filosofía de Golding sobre la naturaleza humana, el libro es un clásico y vale la pena leerlo.
Sólo unas breves palabras más sobre William Golding: platicando con su amigo, el biólogo John Lovelock, éste le comentó su hipótesis de que el planeta entero era un gigantesco ser vivo y fue Golding quien le sugirió el nombre Gaia, nombre de la diosa griega de la Tierra. La teoría de Gaia es muy popular, sobre todo entre los ecologistas para explicar los comportamientos del medio ambiente, la conexión entre todos los seres del planeta y la importancia de cuidarlo.
William Golding murió apaciblemente en Cornwall, la misma zona donde nación, el 19 de junio de 1993, a los 82 años.

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