El Libro de la Semana XXVI: Tokio Blues (Norwegian Wood)


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Ya he mencionado el gusto que me da leer un libro del que no sabía nada y descubrir que es muy bueno. Esto me pasó con Tokio Blues (Norwegian Wood) de Haruki Murakami.

Lo que sabía era que Tokio Blues era un fenómeno mundial que catapultó a Haruki Murakami a la fama internacional. Otra cosa que sabía era que el título original Norwegian Wood hacía una obvia referencia a la canción de The Beatles, que me encanta. Así que en cuanto tuve la oportunidad, lo compré y lo leí.


Lo primero con lo que me encontré fue con Haruki Murakami, un escritor japonés muy poco convencional. Nacido en 1949, Murakami no era en sí un escritor. Él era el propietario y manejaba un café-jazz en Tokio, y fue a los 29 años que un día, prácticamente de la nada, comenzó a escribir. Ganó un concurso con su primer libro y así garantizó la publicación de los dos siguientes. Estos primeros tres libros, que posteriormente serían conocidos como “La Trilogía de la Rata” tuvieron un éxito moderado, pero le permitieron seguir publicando hasta que en 1987 publicó el presente libro.

Los escritores japoneses “serios” han criticado mucho a Murakami porque tiene una enorme influencia extranjera y un estilo muy sencillo y apartado de la tradición japonesa. Su escritura es muy “pop” y hace muchas referencias a sus experiencias. En especial, hay una gran referencia a la música popular (jazz, rock, pop) a la que Murakami es gran aficionado y a la que tuvo amplio acceso al trabajar de joven en una tienda de discos.

Y aquí se identifica con el protagonista, Toru Watanabe. Tokio Blues narra en primera persona, los recuerdos de la vida de estudiante de Toru Watanabe mientras cursa la carrera de Drama a finales de los 60, la cual termina sin mucho convencimiento de quererla estudiar. En la preparatoria siempre estaba conviviendo con su mejor amigo, Kizuki, y la novia de éste, Naoko. Sin embargo, una desgracia ocurre y Kizuki se suicida a los 17 años. Naoko tiene una crisis y Toru se aleja para ir a la universidad. Sin embargo, tiempo después Toru se encuentra con Naoko y se enamoran. Sin embargo, la presencia intangible de Kizuki y su desgracia es como una barrera entre ellos que no saben si están dispuestos y quieren franquear.

Las circunstancias los alejan nuevamente, pero el amor queda latente. Toru prosigue con su vida y de pronto se involucra con Midori. Sin embargo, su relación nunca va más allá de la amistad, pues Midori tiene un novio que no la comprende, y Toru está enamorado de Naoko.

Todas estas relaciones, aunque tormentosas y dramáticas, realmente no representan una telenovela. La visión de Toru es más bien divertida, pero tremendamente nostálgica. Y es que, como lo anuncia el título en español, el ambiente de todo el libro es azul, es decir, tremendamente nostálgico, sin llegar a la depresión. Un detalle interesante es que el autor maneja el sexo de una forma independiente al amor y, sin embargo, las escenas eróticas resultan altamente románticas.

La obra es, además, una crítica a las ideas revolucionarias y contestatarias de la época. Como en todo el mundo, en 1968 también surgieron grupos de estudiantes en Japón que se quejaban del orden establecido. Sin embargo, al igual que en todo el mundo, la mayoría de estos grupos sólo eran una pose, sin principios ni objetivos reales, lo cual hacía que muchos de ellos fueran falsos e hipócritas.

Tokio Blues es una historia de amor y autodescubrimiento. La desesperación y la búsqueda de sentido son situaciones universales. Los protagonistas, todos ellos entrañables, no son héroes ni mártires. Todos tienen compromisos, obligaciones, placeres y satisfacciones, pero no están atados a ellos. La vida les ha puesto circunstancias y las tratan de superar de la mejor manera, y se van adaptando conforme pasa el tiempo. En esto consiste madurar. Algunos lo hacen de manera natural, otros lo ven como mero requisito y tratan de adelantarlo lo más posible; otros se resisten a hacerlo y lo logran muchos años después. Pero, al final, la vida se trata de vivir aquí y ahora. El pasado ya no nos debe encadenar ni el futuro nos debe cegar. Debemos aprovechar lo que tenemos y ser felices.

Mi recomendación es que lean Tokio Blues (Norwegian Wood), es un libro que vale la pena, se lee rápido, llega al corazón y toca el alma.

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