El Libro de la Semana XXIII: América


Algunos escritores se esfuerzan toda la vida porque su trabajo sea reconocido, y su escritura se vuelve su obsesión hasta que mueren. Este fue el caso de Franz Kafka... con la diferencia de que sólo fue reconocido después de muerto.

Kafka1906.jpg Kafka nació el 3 de julio de 1883 en Praga, entonces perteneciente al Imperio Austro-Húngaro (de hecho, el nombre de Franz fue en honor del archiduque Francisco José I), posteriormente Checoslovaquia y hoy en día, República Checa. Eran seis hermanos, pero sus dos hermanos varones fallecieron cuando eran bebés y quedó sólo él como varón con sus tres hermanas. Sus papás trabajaban todo el día, por lo que su educación corrió a cargo de varias niñeras y nanas. Su padre, además, era en extremo estricto y exigente. Así que, a pesar de descubrir desde muy temprana edad que su vocación era la escritura, Franz tuvo que estudiar Leyes para poder vivir y sobrevivir. Posteriormente tendría varios trabajos que no le gustaban y en los que buscaba salir temprano para poder escribir o reunirse con sus amigos escritores, en especial, Max Brod. Aunque logró que se publicaran algunos de sus cuentos e historias en algunas revistas, realmente nunca publicó nada en forma, lo cual fue también por su inestabilidad como escritor, pues saltaba de un tema a otro y de una historia a otra, siendo su única novela terminada La Metamorfosis, que narra la historia de un joven que un día despierta convertido en cucaracha.


Y es que la frustración y problemas de su vida se reflejaron en un tremendo pesimismo y surrealismo en su obra. No es difícil imaginar que el propio Kafka se sintiera cucaracha y que su familia estuviera no sólo decepcionada, sino avergonzada de él. A pesar de ser judío, nunca fue muy cercano a la religión, hasta que una novia que tuvo lo animó a estudiar el Talmud. Sin embargo, ésto nunca tuvo un gran efecto en él ni lo hizo sentir mejor.


Como suele pasar con almas atormentadas, Kafka murió a temprana edad (40 años) de una tuberculosis que le duró años, pero en aquella época no tenía cura, sólo tratamiento. En alguna ocasión le dijo a su amigo Max que sus escritos y bocetos eran sólo producto de su mente enferma y que no eran para ser leídos, sino para ser destruídos. Que no deberían de publicarse. Sin embargo, Max Brod se dio a la tarea de compilar y publicar toda la obra de Kafka, con lo que lo dio a conocer y la gente lo ubicó como uno de los grandes escritores de todos los tiempos (y uno de los más importantes de la República Checa... aunque, curiosamente, Kafka no escribía en checo, sino en alemán).


Kafka nunca salió de Europa, sin embargo, sabía que América (o sea, los Estados Unidos) era el sueño de todo el mundo de un país de libertades y oportunidades. Pero como buen pesimista-surrealista, se informó y documentó para saber ese otro lado de América, el que habla no del sueño americano, sino de la pesadilla americana.


América (Amerika) trata de un joven de 17 años, llamado Karl Rossmann quien es enviado a América por sus padres pues embarazó a una joven criada. El libro empieza con el barco arribando a Nueva York y con los pasajeros descendiendo. Sin embargo, Karl, que lleva un gran baúl, olvida su paraguas y decide encargarle el baúl a un joven desconocido y regresar por su paraguas. Pero con el barco tan grande, se pierde y llega al camarote de un fogonero que se queja amargamente del trato que recibe en el barco. Tomando su problema como su propia causa, acompaña al fogonero a la cabina de mando para hablar con el capitán, ahí lo reconoce un anciano senador como su sobrino y lo lleva a su departamento (el baúl reaparece misteriosamente) y lo trata de educar para que trabaje en América, dándole clases de inglés y enseñándole a grandes rasgos su empresa. Pero un día decide ir a la casa de campo de un amigo de su tío en contra de su opinión, lo cual molesta enormemente al tío, quien le manda decir que no regrese nunca más y entregándole su baúl. Karl vaga con su baúl y el poco dinero que tiene hasta encontrar a dos obreros desempleados llamados Robinson y Delamarche, con quien empieza a viajar, pero se pelea con ellos y entra a trabajar en un hotel como ascensorista hasta que Robinson llega un día borracho a buscarlo y hace que lo corran...


El camino de Karl por América sigue en picada debido a los personajes tan inusuales y a su lógica particular que normalmente sólo lo meten en más aprietos. América no es la tierra de las oportunidades, como le habían dicho. La gente trabaja en jornadas criminales de 12 horas o más y la mayoría de las veces duerme en el mismo sitio donde trabaja. Y ese trabajo no es el que uno quiera, sino el que uno encuentre. Y las funciones que debe desempeñar son, básicamente, obedecer cualquier orden que se le dé. Rossmann sólo busca sobrevivir en esta tierra y se deja llevar por los acontecimientos.


El problema con este libro es que está inconcluso. Cambia tan dramáticamente del antepenúltimo capítulo a los dos últimos que parece que es otra historia inconexa. Entendiendo el conjunto, puede entreverse cuál era la idea de Kafka, sin embargo, en lo personal, me parece claro que está incompleta. Me recordó cuando fui a ver la película "Eyes Wide Shut", de Stanley Kubrick. Kubrick se murió antes de poder terminar la película y de todos modos la terminaron otras personas. Pero uno la ve y se da cuenta del cambio y que le falta la dirección de Kubrick al final. Lo mismo pasa con América.


Es buen libro, está raro y los personajes parecen salidos de una película de Felini, siendo muy desesperantes en muchas ocasiones, pero refleja perfectamente el pesimismo kafkiano y lo surrealista de su obra. A pesar de mostrar un desencanto por América, no habla mal del país ni de su gente en sí, sólo de lo mal que le puede ir a alguien tomando malas decisiones.


Mi primera intención sería sugerir que lean La Metamorfosis, pero América es menos común y su surrealismo es más sutil. Lean a Kafka, es toda una experiencia. Puede ser que lo odien o que lo amen, pero definitivamente les moverá alguna fibra interior.

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