El Libro de la Semana (XIV): Los Tres Mosqueteros




Pocos escritores hay en la historia que hayan tenido tantos seguidores y hayan sido tan leídos durante más de 150 años como Alejandro Dumas padre. Normalmente se hace la aclaración sobre el parentesco para distinguir al autor de El Conde de MonteCristo, Los Tres Mosqueteros y Veinte Años Después, de su hijo, quien escribió La Dama de las Camelias. Sin embargo, la propia vida del buen Alejandro Dumas es digna de un libro.


Su padre, Thomas-Alexandre Dumas de hecho usaba el apellido de su madre y fue un militar de una importante carrera, nacido en la colonia francesa de Haití, isla a la cual siempre le tuvo mucho cariño. Cuando murió su madre, su papá lo llevó a Francia, a los 18 años, y se consagró como un soldado excepcional. Durante su servicio, regresó a Haití, donde conoció a una esclava negra con quien se casó y tuvo a su único hijo, Alexandre Dumas. Cuando le pidieron que sofocara una revuelta de los haitianos, Thomas-Alexandre se opuso y regresó a Francia con su familia, donde murió cuando el pequeño Alexandre tenía sólo tres años y siete meses.


La vida no fue fácil para Alexandre (llamémosle Alejandro, españolizando su nombre). De siempre sufrieron penurias y hambres, pero su madre supo darle una educación. Alejandro no tardó en destacarse como un excelente cazador y antes de los 20 años la cacería ya le había permitido hacer un viaje a París, ciudad de la que quedó enamorado y a donde se fue a vivir. Consiguió un trabajo como escribano y secretario, gracias a su excelente redacción y así descubrió su vocación de escritor. A partir de ese momento inició una exitosa carrera como escritor que lo hizo ganar muchísimo dinero… mismo que gastó en innumerables fiestas y parrandas. Mujeriego y enamorado, en 1824 tiene un hijo al que bautiza como Alejandro Dumas, hijo. Sus despilfarros hacen que huya de Francia, sólo después de la muerte de su madre, a quien siempre cuidó.


Cabe hacer un paréntesis para decir que mucha gente nunca le perdonó a Dumas tener sangre negra. Siempre fue víctima del racismo y del desprecio, y sólo los pudo sobrellevar gracias a la fama y el dinero.


Viajó por toda Europa. Apoyó y ayudó a Giusseppe Garibaldi en la unificación de Italia. Se codeó con los zares en Rusia y sus memorias y traducciones enriquecieron aún más las letras francesas. Muere en 1870, bajo el cuidado de su hijo, imposibilitado de volver a su amada París por la inminente invasión prusiana.


En los momentos de mayor gloria de Dumas, su trabajo fue tan exigente y agobiante que no es secreto que utilizó ayuda para escribir sus novelas. Contrataba a un grupo de escritores, generalmente jóvenes hambrientos, y coordinaba el avance de la novela. Así ocurrió con dos de sus novelas más reconocidas: El Conde de MonteCristo y la que nos atañe el día de hoy, Los Tres Mosqueteros.


Dumas se especializaba en la novela histórica y Los Tres Mosqueteros es un claro ejemplo. Presentando a un Cardenal de Richeliue maquiavélico poderoso y malvado, crea al antagonista perfecto para un grupo de espadachines. Por cierto, el escuadrón de guardias de la reina es conocido como “mosqueteros” porque cargaban con mosquetes, unas pistolas enormes y complicadas de manejar. Sin embargo, y a pesar de ser los únicos autorizados para usarlos, Dumas prefiere resaltar sus habilidades como espadachines, sobre todo porque es un arma mucho más elegante.


El encanto de ser mosquetero llega hasta el joven D’Artagnan quien se dirige a París para convertirse en uno. Él iba con la ilusión de ser guardia del cardenal, sin embargo, una cadena de acontecimientos lo hacen volverse amigo de tres mosqueteros del rey, conocidos por sus apodos como Athos, Portos y Aramis (que de hecho, ellos son los tres mosqueteros). Juntos muestran una lealtad inquebrantable al rey y a la reina, una oposición a las constantes intrigas del cardenal, quien no duda utilizar a asesinos y embaucadores para lograr sus objetivos. Uno de éstos es la hermosa y fatal Milady de Winter.


Amor, aventura, acción, traición, intriga, Los Tres Mosqueteros tiene todo para ser un éxito. Es entretenida y emocionante. Debo reconocer que en más de una ocasión me quitó el aliento y me descubrí no pudiendo dejar de leer, aún cuando me sorprendía la madrugada. Cuando lo terminé sentí una desazón tremenda porque sentía que dejaba atrás a cuatro buenos amigos.


No importa qué versión hayan visto de Los Tres Mosqueteros en el cine o en la TV, no existe ninguna que se compare a la experiencia que es leer el libro. Si bien no es obra completamente de Alejandro Dumas, e incluso uno de sus ayudantes lo demandó y tuvo qué indemnizarlo, lo cual precipitó su ruina y su huída de Francia. Aunque él no lo haya escrito, decía, fue él quien inventó la historia y los personajes y quien coordinó los esfuerzos que dieron como resultado una de las obras que dieron nombre al género de aventuras al conocerse como historias “de capa y espada”. Leerlo resulta apasionante y permite descubrir, una vez más, que los clásicos llegaron a serlo por ser excelentes y entretenidos.

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