El Libro de La Semana (XIX): El Espía No Vuelve

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Novelas de espías han existido desde hace siglos, pero fue durante los casi 50 años que duró la Guerra Fría cuando tuvieron su auge y se erigieron como un género por sí mismas. Evidentemente, James Bond es a los espías lo que Drácula a los vampiros: el estereotipo en el que los demás se basan para hacer sus personajes. Sin embargo, al instituirse como un género, la novela de espías se volvió mucho más rica y compleja que una obra en particular. Si bien en su gran mayoría las novelas de espías son de acción y aventuras, donde el protagonista es un guapo y ágil espía que lucha por erradicar a los perversos comunistas del Mundo Libre, no todas las novelas siguen esta idea, y es el caso particular de, quizá la obra más conocida de John Le Carré, El Espía No Vuelve (pésima traducción del original The Spy Who Came In From the Cold).

John Le Carré es el seudónimo de  David John Moore Cornwell, quien nació el 19 de octubre de 1931 en Dorset, Inglaterra. Él y sus hermanos fueron abandonados por su madre y su padre les dio cuidados y educación sumamente deficiente, pues siempre andaba buscando cómo hacer tranzas y negocios chuecos, lo cual hizo que lo arrestaran por lo menos en una ocasión. No es extraño que Cornwell no aceptara la rígida estructura y disciplinas de los colegios ingleses y desertara de la escuela. Estudió lenguas extranjeras y en 1950 se integra a los Cuerpos de Inteligencia del Ejército Británico, en Austria, donde participa como interrogador en alemán para los desertores que cruzaban la cortina de acero. Este trabajo lo llevó a integrarse al MI5 (Servicio de Inteligencia) como espía para descubrir posibles agentes soviéticos, conducir interrogatorios, intervenir teléfonos y realizar intervenciones. Esta experiencia lo impulsó a escribir su primera novela Call for the Dead  en 1961, con un éxito casi inmediato. Se puso el seudónimo de John Le Carré (John la caja) pues las políticas del Servicio Secreto impedían que usara su verdadero nombre.  Lanzó A Murder Of Quality en 1962 y The Spy Who Came In From the Cold en 1963. El éxito abrumador de esta novela lo llevaron a renunciar al MI5 y dedicarse de lleno a la escritura.

A pesar de que, como la mayoría de los autores, Le Carré tiene un personaje principal que usa recurrentemente en sus libros, George Smiley, en esta novela Smiley sólo aparece incidentalmente, aunque todo gira alrededor de las aventuras de éste en Call for the Dead. En the Spy Came In From the Cold el personaje principal es Alec Leamas, chaparrito, regordete y con mal genio, quien es el jefe de un grupo de espías del servicio británico, conocido como Circus. La novela comienza con el asesinato de uno de sus espías al tratar de cruzar el recién construido Muro de Berlín en el Check-point Charly. Esta ejecución se suma al asesinato casi sistemático de los agentes de Leamas atribuidos a Hans-Dieter Mundt, un agente alemán que fue capturado por Smiley, pero logró escapar (hechos narrados en el primer libro). Control (seudónimo con el que se conoce al jefe de Circus) llama a Leamas, quien se siente demasiado viejo para seguir como espía, y le pide que antes de retirarse lleve a cabo una última misión que, con suerte, sería para él una venganza contra Mundt. Leamas acepta, pero la misión es tan delicada y secreta que Leamas y Control tienen que actuar como si hubiera caído en desgracia por el fracaso de sus misiones al perder a sus mejores hombres, y fuera rebajado a oficinista, con una mísera pensión. Leamas se entrega a la bebida y es sacado del archivo donde trabajaba para trasladarlo a una librería, donde conoce a Liz Gold, de la cual se enamora. Leamas abandona el trabajo y se hunde aún más en el alcohol. Liz trata de ayudarlo, pero Alec le exige que se aleje de su vida sin hacer preguntas.

Un día, agrede a un tendero por no querer fiarle unas compras, y es encarcelado. Al salir es contactado por agentes comunistas quienes lo trasladan a Berlín Oriental. Alec sabe que los soviéticos (los rusos) son los jefes, pero se encuentra directamente bajo la custodia de los militares alemanes, como estaba planeado. El oficial a cargo es Fiedler, un joven, inteligente y astuto oficial que, siendo judío, pasó la guerra con su familia en Canadá, pero al final de ésta regresó a Alemania Oriental, pues cree fervientemente en el socialismo, y hace una excelente carrera hasta convertirse en el segundo al mando de Mundt.

Ahora la trampa está tendida y Fiedler es orillado a creer que Mundt es un doble-agente que trabaja para Circus, traicionando a Alemania Oriental. Leamas logra actuar como si esto fuera ridículo y absurdo y las pruebas que ofrece de que eso no es verdad sólo sirven para que Fiedler consiga más y más pruebas de que es cierto.

Sin embargo, un giro inesperado hará que toda la historia cambie y nos demuestre que la perspectiva que teníamos era sólo una visión parcial de las cosas.

El gran mérito del libro y de la historia, lo que causó más revuelo en su tiempo e hizo que fuera atacada y premiada, es la exposición clara y contundente de lo impersonal y cruel de la Guerra Fría, donde ambos bandos usaban las mismas técnicas, moralmente cuestionables, para aventajar a su enemigo. Para socialistas y capitalistas, lo importante era ganar, sin mirar si había vidas que se arruinaban o destruían en el proceso. La mentira, el engaño, el crimen, el asesinato son sólo algunas de las herramientas que las agencias utilizan indiscriminadamente y los agentes son simples personas que hacen su trabajo. No son héroes. No son mártires de la democracia. Son mercenarios que hacen lo que se les ordena sin cuestionar, ya que el no-saber es indispensable para el éxito de las misiones.

Alec Leamas es consciente de este papel y lo asume sin remordimientos, aunque, al final, descubriremos que en realidad tiene una moral alta y añora una vida normal. Como muchos libros de espías, nada es lo que parece, el engaño se encuentra por todas partes y es muy difícil identificar a los buenos de los malos pues todos están matizados. Cuando terminé de leer el libro me quedó un sentimiento de abatimiento y desolación que sólo me hacen pensar que si este libro me dejó así a mí, un mexicano del siglo XXI, cómo habrá afectado a los ingleses y norteamericanos de principios de los 60, quienes creían fervientemente que sus gobiernos eran los buenos y los comunistas eran los malos.

El Libro fue llevado a la pantalla grande en 1965 con Richard Burton como Alec Leamas. No he visto la película, pero fue premiada como una de las mejores adaptaciones de todos los tiempos. El libro fue incluido en la lista de las 100 mejores novelas de todos los tiempos ("All Time 100 Novels")por la revista Time y considerada como la mejor novela de espías. Pero la mejor manera de juzgar qué tan acertado es esto es leyéndola, lo cual recomiendo ampliamente.

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