El Libro de la Semana (XI): El Bebé de Rosemary (La Semilla del Diablo)
Durante la década de los 60s en Estados Unidos se vivía una época bastante curiosa. Por un lado, se trataba de dejar atrás la intolerancia exacerbada de la era Macartista y los problemas raciales. La gente pugnaba por demostrar que era progresista y moderna, pero se preocupaban demasiado por los convencionalismos, la moral y las buenas costumbres (el famoso "American Way Of Life"). Los libros escritos en esta época muestran esta tendencia y dualidad donde quieren ser "políticamente correctos" y al mismo tiempo hablar de temas liberales y modernos.
Ira Levin, escritor norteamericano nacido en 1929 y muerto en 2007, se encontró en 1966 con la noticia de la iglesia de culto satánico fundada por Anton LaVey y se sintió morbosamente atraído, como la mayoría de la gente. Este es el ejemplo perfecto de la dualidad que comentaba. Por un lado, se trata de ser abiertos y aceptar que puede haber gente que profese la religión que considere más conveniente, incluso si es de culto al Diablo. Pero por otro lado, el culto al Diablo es algo malo y por lo tanto censurable o sancionable... Atraído por esta noticia que 10 años atrás hubiera sido imposible, Ira Levin estudió algunos ritos y mitos que rodean a las iglesias que adoran a Satanás y los usó como base para escribir su libro El Bebé de Rosemary.
El libro narra la historia de Rosemary Woodhouse, una pueblerina que se casa con Guy Woodhouse y se van a vivir a Manhattan, al edificio Bramford. Este edificio está inspirdado por el famoso edificio Dakota, al lado de Central Park (donde vivía y frente al cual fue asesinado John Lennon), ya que en él vivió un tiempo el mencionado Anton LaVey. En la historia, el edificio goza de una macabra reputación por varios sucesos que han ocurrido a lo largo del tiempo, pero esto no es impedimento para que Rosemary haga todo lo posible por vivir en él. Guy es un actor de mediana importancia, cuya carrera no ha podido despegar y por lo tanto duda un poco por el precio del departamento. Además Rosemary quiere tener un bebé, pero Guy se resiste, esperando que su carrera se consolide y puedan cuidar un hijo. Cuando se mudan al departamento, conocen a sus vecinos, Minnie y Roman Castevet, un par de ancianos que a Rosemary le parecen sosos y aburridos, pero que ejercen una fascinación particular en Guy, quien los visita asiduamente.
Misteriosamente, el principal rival en actuación de Guy tiene un accidente y queda ciego, por lo que le ofrecen el papel protagónico que tenía en una importante obra de teatro a Guy. A partir de ese momento, Guy le dice a Rosemary que acepta tener un bebé. En cierta ocasión Rosemary se "emborracha" y tiene alucinaciones donde es parte de un aquelarre y un ser extraño la viola. Al otro día, Guy le dice que le hizo el amor cuando estaba inconsciente y que fue placentero "desde un punto de vista necrófilo", lo cual no le causa nada de gracia a Rosemary. Producto de esa noche, Rosemary queda embarazada y se vuelve el centro de atención de Minnie, Roman y sus amigos, quienes le asignan un médico y vigilan su alimentación y cuidado. Poco a poco alejan a Rosemary de sus amigos hasta volverse los únicos contactos con le mundo. Rosemary empieza a sospechar y a investigar, llegando a la conclusión de que todos ellos forman algún tipo de aquelarre y que quieren a su bebé para sacrificarlo al demonio.
El personaje de Rosemary es de una inocencia extrema, que ralla en la estupidez. Siendo pueblerina y conociendo a poca gente, no puede salir de casa ni ver a nadie. Pero lo más patético es que, como buena ama de casa de los 60s, debe una obediencia ciega a su marido. Es él quien trabaja y mantiene la casa. Ella no hace nada más que dedicarse al hogar, y aún ahí no hace gran cosa. Se deja manipular lastimosamente por su esposo y por la pareja de ancianos. Lo único que parece despabilarla es el temor de que su hijo pueda sufrir algún daño. Pero ni siquiera esto es algo tan fuerte como para hacerla reaccionar realmente.
Ira Levin maneja perfectamente los escenarios y el edificio Bramford se convierte en un personaje por sí mismo y lo podemos ver obscuro, silencioso y con vecinos apáticos y distantes (excepto los Castevet). Nueva York se vuelve entonces un telón de fondo difuso y antagónico. Aunado al enajenamiento de Guy con su carrera, donde está dispuesto a todo por conseguir el éxito, logran crear un aislamiento en Rosemary del cual nos hace parte y crea una sensación de abatimiento y desolación como pocos autores. Aunque es un libro de terror, no esperen dar saltos ni terminar teniendo miedo porque se movieron las cortinas. Este terror es más "real" o más cercano a la vida cotidiana y te hace pensar si es posible que existan comunidades que rindan culto al diablo y qué estarían dispuestos a hacer.
Fue tal el éxito de este libro que al año siguiente Roman Polansky filmó su adaptación al cine con Mia Farrow como Rosemary, dándole al "Bebé de Rosemary" fama internacional.
No es un libro de acción. No es "Chuky" ni "Pesadilla en la Calle del Infierno". No hay litros y litros de sangre, ni persecuciones con hachas ni nada por el estilo. Si esperas algo así de un libro de terror, éste te va a parecer muy lento y aburrido. El terror en el libro es muy sutil y se va metiendo en tus huesos sin que apenas te des cuenta, hasta que, al final, estás completamente paranoico y convencido de que existen sociedades secretas con vínculos sobrenaturales. Mi recomendación es que lo lean y se hagan su propio juicio.
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